Después de un programa con altos y bajos, con la amable presencia de Karlos Arguiñano en una prueba en la que por fin se lucieron los concursantes. con una prueba grupal en la que una vez más volvieron a estrellarse y provocó duras críticas del jurado de expertos que comió sus platos, parecía que hoy hablaríamos aquí sobre si estaba o no justificada la rabieta que pillaron los concursantes por ello. Pero de pronto, apareció ese trocito de plástico, apenas un centímetro cuadrado que abrió la caja de los truenos y desató toda las polémicas y rencillas latentes en el grupo.
Este fue el gran protagonista de la noche
¿Qué preferirías tu, un gran plato con un trocito de plástico o un mal plato sin plástico? Yo lo tengo claro, si el plato de Antonio Arrabal estaba mucho mejor que el de Eli, pienso que el jurado acertó en su decisión. El cuadradito de plástico revela un fallo de atención, ni siquiera un fallo técnico, quizás sea intolerable en el contexto de un restaurante de lujo pero es incluso comprensible en un concurso y sometido a una fuerte presión. En mi opinión no es equiparable a encontrar un pelaco en el plato (problema serio de higiene) o dejar la comida a medio hacer (fallo técnico), y hay que reconocer, por mal que me caiga el tipo, que su plato estaba mucho mejor concebido y ejecutado que el descontrol que preparó Eli después de dar varios palos de ciego.
PRUEBA DE PRESIÓN: CON ARGUIÑANO TODO ES MÁS FÁCIL
Por fin una prueba plácida para nuestros siete sufridos supervivientes. En esta ocasión, contaron con el gran Karlos Arguiñano como padrino. Debo reconocer en este punto la enorme simpatía que siento por este hombre que siendo fiel a su estilo ha sobrevivido en primera línea durante años y años sin desfallecer y, al menos en apariencia, divirtiéndose con lo que hace.
La prueba consistió en realizar platos con distintos cortes del cerdo, todos ellos bastante agradecidos, y así, entre lo afable del invitado y lo sencillo de la prueba, todos los concursantes realizaron platos bastante decentes.
Quizás el mejor momento de la prueba fue la cata, donde Arguiñano desplegó toda su simpatía y desparpajo y, en mi opinión, se comportó como un invitado ejemplar, alabando con entusiasmo la calidad de los platos y minimizando los pequeños errores que cada uno hubiera cometido. Fue más un amigo que un jurado (el jurado exigente vino después) y dejó a todo el mundo satisfecho y con una buena sonrisa.
Pero como sólo podía ganar uno, el afortunado fue Miguel, que celebró el hecho como si hubiera ganado la Champions League, parece que se sacó alguna espinita el muchacho...
Arrabal, feliz por el éxito de su "brodel"
PRUEBA GRUPAL: ¿DONDE ESTÁ BÁRBARA?
Para la prueba grupal se desplazaron a la finca del marqués de Griñón, una gran hacienda donde este hombre elabora, según parece, vinos y aceites de calidad excepcional.
Los equipos ya venían formados desde el plató, por una parte Antonio Arrabal, Eli y Begoña, y por otra, Javi, Antonio Canales y como castigo, Bárbara, siempre la última en ser elegida. Es un calvario que tiene que pasar la mujer semana tras semana, pero a estas alturas tiene difícil solución, creo que cualquiera que se viera en el papel de capitán también la elegiría la última.
El planteamiento de la prueba era de primeras un reto difícil. Por una parte, seis cocineros de alto nivel (se supone) son llevados a una cocina desconocida sin siquiera saber con que producto cuentan, para preparar en tan solo 90 minutos un menú que deslumbre a un jurado superexigente. Por otra parte, al jurado, formado por reputados cocineros con estrellas y soles de todos colores, por el eminente crítico gastronómico José Carlos Capel, por Miguel (inmunizado en la prueba anterior) y por los anfitriones del evento (no precisamente acostumbrados a las salchichas de paquete y el puré maggi), se les vende la burra del alto nivel de los participantes y la excelencia de sus elaboraciones (no olvidemos que esto está grabado antes de emitirse el primer programa) y se les pide que sean exigentes con los concursantes. Coctel explosivo, pasó lo que tenía que pasar....
La dinámica de trabajo del equipo liderado por Javi fue mucho más correcta que la del equipo contrario. Desde el principio el jefe tomó el mando, propuso los dos platos del menú, escuchó ideas, repartió el trabajo y, sobre todo, mantuvo muy a raya a Bárbara que estuvo totalmente desconocida. Dócil y obediente, hizo todo lo que se le mandó sin soltar una pamplina y cuando se quedaba sin tarea ya estaba ofreciéndose para lo que fuera. Canales también asumió bien su condición de segundón y aguantó muy bien sin sulfurarse por nada.
En el otro equipo, Antonio y Begoña asumieron tácitamente una jefatura conjunta, relegando a Eli al papel de pinche, sin escuchar sus ideas y sin dejarle ningún tipo de iniciativa, cosa que hizo que la menorquina fuera calentándose paulatinamente.
En cuanto a los platos elegidos, volvió a pasar lo mismo que en las anteriores pruebas grupales. Nulo riesgo, uno propone algo y los demás asienten como si todos estuvieran locos por que otro asumiera la autoría intelectual del plato elegido (me imagino que para sacarse la culpa si resulta una porquería). Así, el equipo de Javi preparó una crema de queso con cositas variadas flotando de primero y una carne con salsa de encurtidos y patata machacada de segundo. Los otros optaron por un ravioli relleno en medio de una salsa de un color verde rarito y una merluza rellena y rebozada acompañada de ¡¡¡patata machacada!!!.
El jurado, que venía con unas expectativas altísimas no tuvo piedad. Lo único que medio se salvó fue la crema de queso, pero el ravioli estaba duro y todos coincidieron en señalar el bajo nivel del plato en general.
Los segundos fueron aún peores, empezando por la presentación. A ninguno les gustó, se habló de platos setenteros, faltos de imaginación, mal ejecutados e incluso se llegó a decir que eran dignos de un bar de menú del día. Miguel, que en principio participó de las críticas, en seguida rompió una lanza en favor de sus compañeros (por el tema de la presión, los nervios y tal) y nada más terminar fue a chivarles que el jurado se había cebado con ellos y que había estado a punto de levantarse.
El que peor lo encajó fue Antonio Arrabal, que después de cinco programas pavoneándose de esto y de aquello y mirando por encima del hombro a más de un rival, resulta que ahora se molesta porque un jurado exigente lo ponga en su sitio. Es cierto que quizás hubo frases algo despectivas y sólo por respeto a los compañeros de profesión no tendrían que haberse pronunciado, pero no es menos cierto que lo que hay detrás de eso es el hecho constatable de que estos cocineros se quedaron muy lejos del nivel que se les presupone y esa es la única lectura que deberían de haber hecho los concursantes. Escudarse en que el jurado ha sido poco respetuoso es desviar la atención a un aspecto secundario que nada tiene que ver con la competición que se está juzgando.
De todos modos resulta irrisorio escuchar a Arrabal decir que el cada día en su restaurante da la vida por esta profesión que tanto le gusta (sin duda, y lo hace bien seguro) y que no tiene nada que demostrarle a estos señores. Yo le preguntaría, señor Arrabal, ¿para qué te presentas entonces a Top Chef si no tienes la necesidad de demostrar nada a nadie?. Incoherencias de discurso que se ponen de manifiesto dependiendo de por donde sople el viento....
La dinámica de trabajo del equipo liderado por Javi fue mucho más correcta que la del equipo contrario. Desde el principio el jefe tomó el mando, propuso los dos platos del menú, escuchó ideas, repartió el trabajo y, sobre todo, mantuvo muy a raya a Bárbara que estuvo totalmente desconocida. Dócil y obediente, hizo todo lo que se le mandó sin soltar una pamplina y cuando se quedaba sin tarea ya estaba ofreciéndose para lo que fuera. Canales también asumió bien su condición de segundón y aguantó muy bien sin sulfurarse por nada.
En el otro equipo, Antonio y Begoña asumieron tácitamente una jefatura conjunta, relegando a Eli al papel de pinche, sin escuchar sus ideas y sin dejarle ningún tipo de iniciativa, cosa que hizo que la menorquina fuera calentándose paulatinamente.
En cuanto a los platos elegidos, volvió a pasar lo mismo que en las anteriores pruebas grupales. Nulo riesgo, uno propone algo y los demás asienten como si todos estuvieran locos por que otro asumiera la autoría intelectual del plato elegido (me imagino que para sacarse la culpa si resulta una porquería). Así, el equipo de Javi preparó una crema de queso con cositas variadas flotando de primero y una carne con salsa de encurtidos y patata machacada de segundo. Los otros optaron por un ravioli relleno en medio de una salsa de un color verde rarito y una merluza rellena y rebozada acompañada de ¡¡¡patata machacada!!!.
El jurado, que venía con unas expectativas altísimas no tuvo piedad. Lo único que medio se salvó fue la crema de queso, pero el ravioli estaba duro y todos coincidieron en señalar el bajo nivel del plato en general.
Los segundos fueron aún peores, empezando por la presentación. A ninguno les gustó, se habló de platos setenteros, faltos de imaginación, mal ejecutados e incluso se llegó a decir que eran dignos de un bar de menú del día. Miguel, que en principio participó de las críticas, en seguida rompió una lanza en favor de sus compañeros (por el tema de la presión, los nervios y tal) y nada más terminar fue a chivarles que el jurado se había cebado con ellos y que había estado a punto de levantarse.
El que peor lo encajó fue Antonio Arrabal, que después de cinco programas pavoneándose de esto y de aquello y mirando por encima del hombro a más de un rival, resulta que ahora se molesta porque un jurado exigente lo ponga en su sitio. Es cierto que quizás hubo frases algo despectivas y sólo por respeto a los compañeros de profesión no tendrían que haberse pronunciado, pero no es menos cierto que lo que hay detrás de eso es el hecho constatable de que estos cocineros se quedaron muy lejos del nivel que se les presupone y esa es la única lectura que deberían de haber hecho los concursantes. Escudarse en que el jurado ha sido poco respetuoso es desviar la atención a un aspecto secundario que nada tiene que ver con la competición que se está juzgando.
De todos modos resulta irrisorio escuchar a Arrabal decir que el cada día en su restaurante da la vida por esta profesión que tanto le gusta (sin duda, y lo hace bien seguro) y que no tiene nada que demostrarle a estos señores. Yo le preguntaría, señor Arrabal, ¿para qué te presentas entonces a Top Chef si no tienes la necesidad de demostrar nada a nadie?. Incoherencias de discurso que se ponen de manifiesto dependiendo de por donde sople el viento....
Al final, en medio del cabreo generalizado y expresado a los jueces por boca de Arrabal, el equipo que se llevó el gato al agua fue el liderado por Javi, eso si, por un solo voto de diferencia. así pues, la eliminación tendría que dirimirse entre Eli, Begoña y el propio Antonio Arrabal.
PRUEBA DE ELIMINACIÓN: EL PLÁSTICO DE LA DISCORDIA
En la prueba final, el protagonismo fue para el aceite de oliva. Apadrinados por el cocinero Paco Roncero, los tres candidatos a marcharse tendrían que preparar un plato en el que el aceite de oliva tuviera un papel especialmente destacado.
Eli era la máxima favorita a la eliminación, y desde el principio se notó que lo sabía. Estuvo tan nerviosa que se enroló en una preparación complicada que nunca había hecho y que además no sabía hacer. Intentó preparar esferas de aceite de oliva, pero tuvo que abandonar la idea cuando Paco Roncero le dijo que eso no se hacía así. Ante la falta de tiempo e ideas optó por preparar un extraño bacalao al pilpil, cuya salsa tardó una eternidad en salir, con una cococha sequerona encima y con la incomprensible adición de un pegote de alioli y un trocito de pan finito.
Begoña si dio en el clavo, y lo hizo porque ella suele tener buenas ideas y se ciñe a lo que sabe hacer. Así, preparó una ensalada en homenaje a su abuelo, con un aliño fuerte y con una sorpresa escondida en los tomatitos cherry. El jurado no tuvo dudas, fue el mejor plato y le libró del momento tan temido de la elección del expulsado.
El plato que preparó Arrabal, una especie de canelón de gambas, era complejo y con un aspecto delicioso, un plato que él dominaba a la perfección y que ejecutó de manera magistral. Pero toda su seguridad se volvió canguelo cuando apareció...un centímetro cuadrado de film transparente.
En vez de rebozar, Antonio plastificó
En esta ocasión, la dirección del programa introdujo una novedad que les salió de cine, puso una tele en la sala de espera de los concursantes para que vieran en directo la cata del jurado. Como digo la jugada les salió perfecta, porque fue en ese momento cuando la cosa se lió. Eli, que sabía que había hecho el peor plato, se sentó junto a Bárbara, su único apoyo, para ver cómo la eliminaban, el talante de Begoña y Antonio era el de quien se sabe ganador...
El primer plato que probó el jurado fue el de Arrabal, y no habían pasado dos segundos cuando Chicote descubrió el dichoso plástico. En ese momento todo cambió. Bárbara se olvidó de la prudencia y empezó a calentar la oreja de Eli, "ya estás salvada", "el jurado no va a dejar pasar esto"... Eli de pronto se volvió a ver dentro.
Eli celebra de este feo modo el hallazgo del plástico
Por su parte Antonio no daba crédito a lo que veía, los gestos y comentarios del jurado decían a las claras que el error era gravísimo y que le podía costar la expulsión.
Arrabal viendo cómo se cuece su expulsión
Sin embargo el plato de Antonio resultó estar delicioso, mientras que el de Eli era al parecer lo que prometía, un plato hecho de prisa e improvisando elementos porque no había una idea previa.
En ese momento llegó la deliberación del jurado, se apagó la tele de los concursantes y Bárbara sacó a pasear su bocaza y las ganas de que se salvara su amiguita, asegurando que el plástico era un error gravísimo y que el jurado no lo iba a pasar por alto. Antonio no respondió, convencido de que era verdad, pero Miguel saltó al cuello de Bárbara, acusándola de no tener sensibilidad con Antonio. Llegaron entonces los momentos pantojiles, los golpes en el pecho, "Antonio es mi hermano", aseguró Miguel, y un reto-amenaza que quedó en el aire, "estoy deseando batirme contigo para eliminarte".
Bárbara no se calló, e hizo bien, "me pides a mi sensibilidad cuando ninguno habéis tenido la más mínima sensibilidad conmigo". Y es que después del acoso sistemático al que ha sido sometida Bárbara resultó ridículo ver a Miguel pedir sensibilidad con Arrabal, que ha tenido con ella la sensibilidad de una cucaracha....
La cosa estaba calentita para la decisión, y el jurado optó por primar la calidad del plato frente al fallo de atención de Antonio. Miguel se tomó su venganza y lo celebró de esta manera tan "sensible", dejando a Bárbara como la que se tragó el paraguas.
Miguel celebra la eliminación de Eli
Bárbara con la cara de Samantha Vallejo Nájera
A la hora de manejarse en la vida hay un principio fundamental que es el de no escupir hacia arriba, porque todo lo que critiques de alguien acaba cayendo sobre ti si te comportas del mismo modo. Si te parece mal la falta de sensibilidad no puedes responder a ella con la misma falta de sensibilidad, porque automáticamente todo lo que criticabas es aplicable a tu conducta. Bárbara es una bocazas, pero Miguel se comportó como un niñato de barriada, muy lejos de lo que se puede esperar de un adulto medianamente templado.
Eli ha pasado por el programa sin pena ni gloria, y en mi opinión, ha sido justamente eliminada, pero se han quedado heridas abiertas entre los participantes muy difíciles de cerrar, veremos a ver que pasa en los próximos días....
Esta imagen empieza a ser un clásico
¿Y AHORA QUÉ?
El programa está entrando en su momento decisivo, pienso que cualquiera que tuviera que apostar lo haría por Bárbara como primera candidata a la eliminación, pero yo sinceramente no me fio porque ha demostrado saber aguantar la presión mucho mejor que otros y tener más vida que seis o siete gatos.
Del programa de hoy salen reforzados Begoña, Canales y sobre todo Javi. Ninguno de los tres participó en la gran gresca y trabajando fueron los más profesionales. Arrabal puede haber salido muy tocado del programa de hoy y hay que ver como puede afectarle en próximos programas.
Una posible sorpresa podría ser la eliminación prematura de Miguel, un tipo que va muy bien delante de la cámara pero que si no controla su nerviosismo puede acusarlos en pruebas donde la tensión esté a flor de piel.
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