Si algo nos dejó claro en la noche de ayer el último capítulo de Top Chef es que, al menos hasta el momento, la organización está buscando descaradamente los fallos de los concursantes más que los aciertos. Las pruebas de ayer estaban abocadas al fracaso, y la organización si no lo sabía, al menos lo sospechaba.
Cocinar una caldereta decente en dos horas para cien personas, evitando que sea una caldereta cuartelera, es prácticamente misión imposible. De hecho, ambos equipos fueron bastante previsores y tuvieron muy en cuenta esta limitación, pero incluso así, les quedó la carne dura. La semana pasada Begoña sufrió en sus carnes algo similar, fue incapaz de currarse unas manitas de cerdo que venían enteras en sólo una hora, porque las manitas necesitan más tiempo y no hay olla a presión que pueda arreglar esto.
La prueba grupal, más que una fiesta, parecía un anuncio de Fairy
Ya cansa un poco escuchar de Chicote y compañía decir que estos concursantes son todos grandes cocineros y sin embargo comprobar semana tras semana las pruebas los superan y los platos no convencen al jurado. Echamos de menos momentos de emoción que vivimos en Masterchef, el ravioli invertido de Clara, la zarzuela de pescado de Juanma o el falso ravioli de calabacín de Eva. Aquí por el momento no hay nada que recordar, todo es tensión y caras largas y no toda la culpa es de los concursantes.
Lo peor es que no se dan cuenta de hasta que punto este concurso les puede pasar factura. Visto lo visto resulta difícil pensar en que alguien acuda a los locales donde trabajan estos señores para que le pongan carne dura, platos concebidos de una manera y terminados de otra totalmente distinta o con un plasticazo en su interior. Ya va siendo hora de que pongan pruebas concebidas para el lucimiento de los cocineros, que seguro que realmente son mucho mejores de lo que parece.
En lo que al concurso se refiere, justa eliminación de Antonio Canales, que llevaba varias semanas desinflándose y ayer por fin se ´terminó de desinflar. Muy perdido en la prueba de eliminación, le pasó lo que a Eli la semana pasada, primero pensó una cosa, luego otra, al final volvió a la primera y acabó preparando una cosa rara que no convenció al jurado y que acabó con el (y sus cuchillos) en la calle.
PRUEBA GRUPAL: VILLARRIBA Y VILLABAJO
Esta vez no hubo ni prueba de presión ni inmunidad, por alguna razón que desconocemos, decidieron que este iba a ser un programa especial. Para elegir los capitanes optaron por el conocido método del "cuchillo en el taco", uno a uno fueron pasando los participantes y curiosamente fueron los dos últimos, los supercolegas (al menos desde hace una semana), los brothers del alma, los que se llevaron el gato al agua.
Pero el método de manipular es tan cutre que aunque seas lo el mejor pensado del mundo no puedes evitar la sensación de que te están tomando el pelo. Eligió primero Miguel, por haber sacado primero el cuchillo marcado (esto ponía a Bárbara automáticamente en el equipo de Arrabal), nadie pareció darse cuenta, ni el espabiladísimo Arrabal, de que él, precisamente por haber sacado el último el cuchillo, jamás habría podido ser el primero en elegir.
Miguel elige a Javi y a Canales, quedando la susodicha Bárbara y Begoña con Arrabal. Pero, qué casualidad, ahora decidimos que hay que cambiar de capitanes y Bárbara pasa a formar parte del equipo de (redobles) ....Miguel con el que, curiosamente también, tuvo un fuerte enfrentamiento la semana anterior.
¿Qué habría pasado si Bárbara hubiera caído de primeras con Miguel? Se admiten especulaciones...
Así las cosas, los sufridos concursantes tendrían que preparar una caldereta para las fiestas De Cabanillas del Campo, concretamente para 100 comensales cada equipo, pero además, en esta ocasión tendrían que ir a comprar los ingredientes (como no, a Makro) ciñéndose a un presupuesto (bastante cómodo, la verdad) de 400 €.
Arrabal, corretea cual pastorcilla alpina por el Makro
Heidi, corretea cual cocinero sobradillo por los Alpes
De camino al super, ya se empezó a ver que el funcionamiento de los equipos iba a ser bien distinto.
El equipo de Arrabal optó por una caldereta tradicional acompañada de patatas revolconas, torreznos y setas, mientras que el de Miguel optó por una versión más elaborada con una combinación de especias más atrevida y con una guarnición de setas confitadas y espárragos. Lo de Arrabal resulta curioso, siempre dice que esta no es su cocina, que el hace algo más moderno y tal, pero siempre acaba cocinando al estilo más tradicional.
Pero la principal diferencia entre ambos equipos no fue esta, fue la forma de dirigir el grupo de uno y otro capitán. Arrabal, que con Bárbara o con Eli si que se atrevió, no tuvo narices de ningunear a sus compañeros, lo que resultó, para el bien del grupo, en un funcionamiento democrático y civilizado, donde no se sabía muy bien quien era el jefe. Miguel, bajo la premisa de "yo soy el puto amo de los guisos", optó por tomar completamente las riendas de su equipo ninguneando por momentos a Begoña y despreciando de mil maneras a Bárbara que no sabía ni donde meterse. No escuchó ninguna sugerencia, y en el caso de Bárbara, las rechazó sistemáticamente con vehemencia y hasta con malos modos.
Miguel vuelve a despreciar la opinión de Bárbara
En el supermercado de vivieron imágenes simpáticas, aparente buen rollo entre los equipos, y digo aparente porque hubo un par de detalles que revelaron que el nerviosismo estaba más a flor de piel de lo que parecía. En especial una disputa entre risas por unas bandejas de carne acabó con un reproche serio por parte de Javi a Miguel, que viendo una posible ventaja del equipo rival, optó por levantarles varios paquetes de carne ya cortada. Lo que digo, sólo apariencia, cuando la competición empieza ya no hay "friends for ever".
Miguel, Javi y Begoña disputando
Unos buitres comparten la carne sin pelearse
Como el presupuesto no era especialmente ajustado, ninguno de los equipos tuvo problemas para ajustarse a él, así que cargaron sus cosas en el camión y emprendieron camino a Cabanillas del Campo.
A su llegada, les esperaban las supuestas fiestas del pueblo, un montaje infame completamente preparado y sin el más mínimo atisbo de espontaneidad, parecía más el famoso concurso de Villarriba y Villabajo de los anuncios de Fairy que una fiesta de verdad. Si lo que pretendían era atraer turismo, se han lucido mostrando esto junto a imágenes de cardos o del pueblo friéndose bajo el sol veraniego.
Se vieron imágenes que pretendían ser simpáticas, una banda tocando, los concursantes y jurados bailando e incluso un simpático vejete desdentado con pinta de no haber rebasado los límites de la localidad en los últimos 50 años se atrevió con un cantecito ante la atenta mirada de un tipo vestido con sus mejores galas (camiseta de tirantas morada y gorrilla de andamio) y la risa contenida de nuestro amado Arrabal.
¡Que cuatro patas para una mesa!
En seguida comenzaron a cocinar, y las diferencias entre los dos equipos fueron evidentes, unos cocinaron y los otros fueron de pillos y al final palmaron.
El equipo de Miguel no paró ni un momento, preparando refrito, caldo, sofriendo la carne, currándose la guarnición... El otro equipo optó por una táctica mucho más fullera, ajos pelados, carne cortada, nada de sofreir la carne y lo peor de todo, en vez de caldo casero, pastillas de caldo concentrado, para mi gusto, uno de los peores aberraciones que se puede cometer en una cocina profesional.
Me temo que los Top Chefs no ponen Avecrem, ya
puestos, podían haber comprado la caldereta ya hecha
Fue por esto que los del equipo de Arrabal tuvieron tiempo de relajarse y dedicarse a entablar un pique con el equipo rival, pero como bien apunta en los comentario el Tio Pep, ni siquiera el pique se veía natural, parecían tener las consignas de la organización de buscar este tipo de escenas, que se repitieron hasta el hastío.
Arrabal prueba la caldereta "Thai" de sus rivales
En las guarniciones también se vio lo mismo, el equipo de Miguel optó por una preparación más sofisticada mientras que el de Arrabal prefirió unas patatas tipo puré mucho más sencillas, pero que daban al plato un aspecto de rancho trullero bastante penoso.
Aspecto cuartelero de la guarnición de Arrabal
Llegando el final del tiempo, las caras empezaron a cambiar, la carne no ablandaba y tuvieron que asumir que la iban a servir dura. Y es que, desde mi punto de vista, dos horas es un tiempo muy corto para preparar esto, al aire libre y con cacaharros inmensos (con mucha pérdida térmica) los tiempos no tienen nada que ver con los que se dan en una cocina normal, por lo que no había salida, la organización los condenó de antemano a que sus platos no estuvieran bien terminados.
Después vino el reparto del rancho entre el público y los jueces, y otra vez escenas sobreactuadas de los concursantes picándose entre ellos o intentando ganarse al público pretendiendo ser graciosos, pero el que es soso es soso, si no que se lo digan a Ángel León.
Ángel se aprovisiona
Por presentación, no hubo color, el plato de los de Miguel tenía mucha mejor pinta que el del equipo de Arrabal. En cuanto al sabor, hubo discrepancia, ninguno de los dos platos entusiasmó, aunque la opinión más generalizada era que estaba mejor la caldereta de los fulleros pero con la guarnición del "puto amo".
Caldereta del equipo de Miguel
Caldereta del de Arrabal
Los ganadores celebran el triunfo
PRUEBA DE ELIMINACIÓN: MAMÁ, NO ME GUSTA LA VERDURA
Para la prueba de eliminación esta vez rizaron el rizo, se trajeron a un chef que al parecer es un auténtico gurú de la cocina con vegetales (de hecho tenía un aspecto un poquito zen el tipo) y nos explicó cómo se pueden hacer platos originales y vistosos usando sólo vegetales pero dándoles un tratamiento distinto al habitual. Hay que reconocer que la explicación fue interesante y que el plato le quedó monísimo.
Tras la explicación, los concursantes fueron llamados a preparar platos cuyo protagonista fuera la lechuga, pero que no fueran ni parecieran ensaladas. A los tres se les cayó el mundo encima, ninguno de ellos está habituado a licuar lechugas, emulsionarlas, infusionarlas, etc... Quizás esto revela la poca importancia que se le da a los vegetales en nuestros restaurantes, relegados generalmente a servir de guarnición (por aquello de que aportan colorines), pocos locales ofrecen platos originales donde los actores principales sean vegetales.
Dentro de lo perdidos que se les veía a los tres, el que más naufragó fue Antonio Canales, que empezó con una idea muy vaga, a mitad de camino se le ocurrió otra cosa, pero finalmente volvió a su idea inicial.
Arrabal, que manifestó abiertamente su desprecio por este tipo de comida, hizo un montón de bolsitas, más que nada para que se notara que conocía las técnicas, pero tampoco parecía tener una idea muy clara de lo que quería hacer.
Javier fue el que se mostró más seguro, preparó un canelón con lechuga licuada y gelatina. Tuvo problemas al principio, al no haber cocinado nunca en la cocina del plató no sabía en donde estaban las cosas y tardó un buen rato en centrarse, pero una vez instalado, trabajó muy bien.
La decisión del jurado fue difícil, los tres platos eran flojos. Por presentación, el de Javi era el mejor, aunque por el sabor, fue Arrabal el primero en salvarse.
Con Javi y Canales en el disparadero, no pareció haber duda para el jurado, Canales había dado muchas vueltas para llegar a un plato que parecía una ensalada y que al parecer, sabía a ensalada. Canales cogió sus cuchillos y se fue.
Se ha ido uno de los favoritos, pero tampoco es de extrañar, porque salvo Bárbara, todos los que quedan son favoritos. Se ha ido como Jesús, sin pena ni gloria, con la sensación de que es mejor cocinero de lo que parece, pero que no ha habido pruebas adecuadas para desarrollar su potencial. En los últimos programas se le ha visto más bajo, con menos chispa, pero por lo menos no ha entrado en la dinámica de piques chungos y si que ha dado la impresión de ser buena persona.
¿Y AHORA QUÉ?
Ya nos han avanzado que la semana que viene Bárbara estallará contra todos, era evidente que esto tendría que pasar en algún momento, siento curiosidad por saber cómo va a reaccionar cada uno de sus rivales ante esto y puede que alguno quede retratado como persona.
Veo que la figura de Miguel se está agrandando mucho en los últimos programas, sale en todas las publicidades, le dan la inmunidad, la capitanía, chupa más cámara que ningún otro y en el montaje se le intenta presentar como un tipo gracioso y espontáneo. Espero equivocarme, pero a lo mejor están preparando el camino para su victoria final...
El tema de las pruebas se está poniendo cada vez más difícil y nada más nos queda esperar cual será la siguiente putada que prepare la organización para que los concursantes se estrellen. Quizás podría ser, como apuntaba uno de nuestros comentaristas habituales, preparar una tarta con cáscaras de nueces y un tranchete, pero que parezca un cochinillo, ir al Bernabeu a vender perritos gourmet con un presupuesto ridículo, cocinar con una mano a la espalda y la otra esposada a Bárbara... Se admiten sugerenciaS...