Después de unas jornadas de brutal bombardeo promocional, por fin comenzó la segunda edición de Masterchef, una temporada cargada de espectativas fundamentadas en el gran éxito de la edición anterior y en las mejoras, algunas de ellas prometidas en la promoción, que todos esperamos.
A las diez y media, con puntualidad británica, llegó a su cita el programa. Es difícil sacar conclusiones de lo que nos mostraron, un refrito de todo el proceso selectivo previo al concurso. Si que se puede decir que el show quedó algo largo, aunque después de los lotes de publicidad de Top Chef, se agradeció al menos no ver ni un solo anuncio. Esperemos que recorten un poco el metraje de los programas y lo dejen en hora y media, porque teniendo que madrugar al día siguiente resultaría difícil de seguir.
De entre lo visto hay muchos momentos divertidos que comentar, así que, sin más, nos metemos en faena.
El jurado se presenta ante los 500 aspirantes. Curiosa imagen de Maribel entre las piernas de Jordi
SELECCIÓN DE PRECANDIDATOS
La primera media hora del programa fue un repaso, por momentos tedioso, de los pormenores de la fase selectiva. Por la fase previa, celebrada en cinco grandes capitales españolas, pasaron un rosario de personajes peculiares, hasta 9000 candidatos presentaron sus creaciones, ya todo el mudo hace espumas, reducciones, coulis y coulants, emplatados maravillosos o al menos curraillos y algunos engendros dignos de destacar. Pero sólo 500 fueron elegidos para el día D, el día de la selección de los 50 aspirantes que se la jugarían ya en el plató del programa.
Esta "ensalada de erizo" se quedó sin premio
Y este año los 500 aspirantes fueron convocados junto al monumento a Colón en el corazón de Barcelona. Esta vez parece que el día acompañó, no como el año pasado, en el que los aspirantes tuvieron que soportar temperaturas de -2 grados.
Las codiciadas 50 cucharas de madera que dan entrada a la fase final
No se apreciaron grandes diferencias en el proceso de selección con respecto al año anterior, 500 candidatos, 20 minutos para emplatar y un batallón de 44 estudiantes de cocina y exconcursantes probando y puntuando las creaciones. Poco se puede decir sobre si es adecuado o no el método, después de la experiencia de Miss Vinagre del año pasado cada vez creo menos en la equidad de este tipo de procesos selectivos y la posibilidad de enchufar a tal o cual candidato por tener determinado perfil es enorme.
Eva Micaela prueba el plato de Churra, la nueva Maribel
Por fin hizo aparición el jurado que observó desde un estrado como se desarrollaba la prueba. Felicitar a la realización del programa por la espectacularidad de las imágenes mostradas, en especial las de la cámara aérea, una mejoría realmente acertada, que nos hizo una idea muy aproximada de la mágnitud del chiringuito que montaron en Barcelona.
Imagen cenital del jurado en su estrado
A la hora de asignar las cucharas, entraron en juego los tres miembros del jurado. Con muchos menos nervios que el curso pasado y muy asentado cada uno en su correspondiente rol dieron a los concursantes la dosis de misterio necesaria para que cada premio se convirtiera en una fiesta.
El primero en asignar cuchara fue Jordi, que depués de marear un poco la perdiz, se la entregó a una chica muy mona que no podía ni creérselo...
Esta candidata se suena los mocos con su cuchara de madera
Después vimos reacciones de todo tipo, en general de alegría desbordada, los agraciados se abalanzaban sobre los jueces para darles besos y abrazos, e incluso asistimos atónitos a cómo una de las candidatas exteriorizaba su alegría haciendo esto:
¿Qué hará esta tipa si gana?
Continuó el desfile de personajes, de gritos, de carreras, de besos y abrazos, de historias sensibleras y decepciones mal disimuladas, así hasta completar el grupo de 50. Esta vez, por lo menos tuvieron el detalle de regalarles a cada uno de los no clasificados una suscripción de tres meses a la escuela online de masterchef. Algo es algo.
La doble heavilona de Santiaga, que luego resulto ser una striper
DE LOS DESCARTADOS...El año pasado no lo entendía y este año tampoco lo entiendo, ¿cómo se pueden asignar los delantales blancos a medida que van presentando sus creaciones? ¿y si resulta que los quince mejores son los quince últimos, o los quince primeros? Todo lo que no sea comparar todos con todos me parece que induce a pensar mal y si fueran totalmente limpios procurarían, además, parecerlo.
Los 50 aspirantes se presentaron en el plató como el que va a lluvia de estrellas, rodeados de un montón de familiares y amigos. Disponían de 55 minutos para cocinar y 5 minutos más para emplatar delante de los jueces si fuera necesario. Fue otro acierto el hecho de cambiar la dinámica de presentación de las preparaciones dependiendo si venían ya emplatadas o no.
De entre los que no fueron finalmente elegidos se puedes extraer varias perlas...
Me gustó mucho Almudena, una simpática anciana cercana a los 80 años que incluso después de ser sometida a un extraño interrogatorio sobre si era o no era de Bilbao, demostró mucho desparpajo, esa retranca seria tan típicamente vasca y un saber perder digno de mucha alabanza, porque después de glosar las virtudes de sus crepes, Pepe la puso en la calle sin dar ninguna explicación medianamente razonable.
Ella se trajo a toda su pandi
Llamó también mucho la atención el caso de Laura, una chica muy jovencita empeñada en romper el empeño de su malvado padre para que fuera ingeniera y no cocinera. Lo tenía todo para ser una gran concursante, joven, guapa, un entorno hostil...y sorprendentemente no la cogieron (a lo mejor el padre había hablado antes con el jurado, o a lo mejor están intentando ser algo más justos que el año pasado...). En cualquier caso Jordi le abrió las puertas de su restaurante para pasarse por allí a echar un vistazo.
El padre y la madre con distintas expectativas para su hija
Laura, recibiendo la decepcionante noticia
Quizás lo más friki que pasó por allí fue la doble striper de Santiaga, ante su falta de pericia como cocinera, se marcó un bailecito delante de la cocina. Pepe respondió a su manera, con un pié sobre la encimera le dijo que no servía para la cocina...
Yo no sirvo como bailarín, tu no sirves como cocinera
Como bien apunta e-cuervo en los comentarios, hubo un momento especialmente cruel que se podían haber ahorrado. Se presentaron un padre y un hijo de Badajoz (los Manolos) y el jurado los forzó a una rivalidad que ninguno de los dos quería, ofreciéndoles un solo delantal para uno de los dos, para después dejarlos a ambos con un palmo de narices. Crueldad intolerable...
...A LOS 15 ELEGIDOS
Daremos, para terminar, un pequeño repaso a lo poco que sabemos de los quince elegidos.
El primero fue Cristobal, un camarero de Granada que trabaja a las órdenes de su padere, el Bigotes, que además es el cocinero del local. Un tipo supernervioso, aparentemente desquiciante. un concursante ideal para poner de los nervios a cualquiera que comparta con él equipo de trabajo. Promete diversión.
Cristobal, escoltado por el bigotes
Después vino Vicky, una carnicera en paro de Mallorca que vio atónita cómo el mismísimo Jordi quedaba en camiseta delante de ella para despiezar en 30 segundos un pescado de grandes dimensiones. No se puede decir mucho de ella aún.
Jordi enseñando biceps
Y los otros dos haciendo pandilla
Siguió el rosario de elegidos con el valenciano Daniel, demasiadas similitudes con nuestro añorado José David. Sobrado, prepotente y tan encantado de haberse conocido a sí mismo como su paisano. Es arquitecto y reside en Rotterdam y llegó a presumir en su presentación de haber cocinado en el levavajillas Podría ser perfectamente el supervillano de esta edición.
Él ya sabía que lo iban a coger
Tras Daniel, fueron elegidos otros dos residentes en el extranjero, por una parte Gonzalo, que ejercía de profesor de Yoga en Dubai y Lola, estudiante cordobesa afincada en Lyon. Después llegó Emil, publicista barcelonés que me pareció el más original de todos, con su gorrita a lo Fito, prometió mucho esfuerzo y reconoció que la simpatía no era su punto fuerte. Si además es extremadamente competitivo, puede ser el nuevo Cerezo.
Emil se gusta delante de la cámara
Después vino Mateo, un estudiante de Huesca, con la edad de Fabián y con toda la cara de un jovencito José David, presentó un postre como hubiera hecho Fabián con una presentación ultrarrecargada como hubiera hecho José David. No se si me gusta esa mezcla pero como concursante promete.
Esta sonrisa de José Fabián Mateo, me suena haberla visto antes....
El parecido acojona (un poco)
Luego vinieron las dos que nos contaron su culebrón vital con pelos y señales, un poco en plan Eva Micaela, son Cristina, empresaria madrileña que acaba de dejar a su familia en Mejico y Marina, ex-asistente de dirección que ha montado una especie de "con 8 basta" en su propio domicilio. Sinceramente, no me causaron buena impresión, me gusta la gente más discreta con sus cosas.
Cristina nos cuenta el tamaño de sus hijos
Mención especial merece por motivos personales Jorge, doctor en Biología Molecular afincado en Segovia. Uno podría preguntarse que hace una persona tan cualificada (no olvidemos que doctor es la mayor cualificación académica que existe en España) presentándose a un concurso como este, y la respuesta la encontramos fácilmente, es tan escaso el apoyo de las instituciones al desarrollo científico en nuestro país y está descendiendo tanto la financiación que están los científicos buscando como locos opciones para no tener que marcharse a otro lugar donde se valore la importancia real de su trabajo (si os interesa el tema os recomiendo que visitéis la
web de Ciencia con Futuro, donde se plantea otro modelo investigador para este país). Ánimo Jorge, cuentas con mi simpatía desde el minuto 1.
Después llegó la DJ malagueña Lorena, que venía contando una triste historia, sus padres murieron cuando ella tenía sólo 18 años y tuvo que hacerse cargo de su hermano, allí presente. La historia debió de conmover al jurado porque pese a que su plato no les gustó, entró en el concurso.
Tras ella, otra andaluza, jerezana, por fin una gaditana en Masterchef. Se trata de Milagrosa, dependienta de profesión que se marcó unas tagarninas esparragás muy típicas de aquí que dejaron al jurado sin ningún tipo de duda. Eso si, hubo que aguantar que al rotular su plato pusieran "tagardinas" en vez de tagarninas, que viene a ser como decir almóndiga o cocleta. Y luego somos los andaluces los que hablamos malamente, si es que....
Mu finos para poner "esparragadas" en vez de "esparragás" pero luego...
Después vino Churra, la más veterana del concurso con 71 años, la que está llamada a ocupar el sitio de Maribel en nuestro corazón. Tengo que decir que aquí en Andalucía esta mujer tendría que cambiar de nombre porque churra es una de las muchas maneras por las que aquí se conoce al pene, y aunque existe cierta costumbre aquí en Cádiz de llamar a los hombres "picha", jamás se nos ocurriría llamar "churra" a una mujer, y mucho menos de esa edad.
Pues Churra va a ser un personaje con mucho juego, por su edad y por su desparpajo, ya lo veremos. Vivió una jornada agridulce, porque primero fue eliminada, pero luego Samantha se arrepintió y la repescó in extremis.
Samantha, no desaprovecha el momento de abrazar una Churra
Solo falta hablar de los dos últimos, que curiosamente compartieron presentación. Primero entró Celia, una chica madrileña, técnico en radioterapia y vegana, con el seso lleno de flores y amor para dar a todo el mundo y, lo mejor de todo, una espontaneidad que promete momentos de televisión inigualables. Ella había preparado una pizza super sosa y entre eso y su dificultad a la hora de realizar ciertas pruebas, por su veganismo, llevó al jurado a pensárselo mucho antes de decidirse. Así que la aparcaron en un ladito y dieron paso al siguiente concursante...
Celia, después de chupar medio limón
...Y el siguiente concursante fue Miguel Ángel, también de Madrid y funerario de profesión. Allí que aguantó el hombre sin despeinarse lo más tópico de los chistes profesionales por parte del jurado, que si se te dará bien el fiambre, que si a ti los clientes te arman mucho jaleo, etc... Preparó un atún con salmorejo que convenció al jurado (hay que decir que Celia le estaba mandando mucho amor desde su rinconcito). Pero lo peor del programa vino entonces. Pepe se vino arriba y propuso a Celia que si quería entrar en Masterchef tendría que probar el atún de Miguel Ángel. Con mucho reparo ella aceptó el reto, primero le hizo un ritual en el que agradecía al atún haber sacrificado su vida para ser comido por ellos y luego, tras muchas dudas, metió la cuchara en el plato y se la levó a la boca.
Celia pasando su particular penitencia
Después, a Pepe se le llenó la boca diciendo que respetaba profundamente las convicciones de cada uno y tal y cual, pero si en vez de ser una vegana medio majarona hubiera sido una musulmana ¿le habría obligado a comer cerdo? Seguro que no. El respeto de verdad no se demuestra con palabras, sino con hechos y donde Pepe dijo respetar, cometió en realidad la peor de las faltas de respeto, poner a la concursante en el chantaje emocional de elegir entre su ilusión y sus convicciones.
¿Y AHORA QUÉ?
Pues con este plantel contamos para cubrir las próximas semanas. A mi personalmente me gustaría un cambio más al estilo de Masterchef Australia, donde las masterclasses van completas en el programa y donde realmente se aprenden técnicas y trucos de cocina.
Veo al jurado cómodo, cada uno en su papel. La que más ha cambiado ha sido Samantha, que al parecer pretende perder su clásica rigidez y convertirse en un animal tierno o despiadado según el momento.
Pepe, haciendo de Pepe
Para el próximo programa ya iremos conociendo un poco a los concursantes y podremos comprobar las aptitudes y las actitudes de unos y otros. Os espero aquí.
ESTE SITIO UTILIZA CAPTURAS DE PANTALLA DE LA EMISIÓN ORIGINAL DEL PROGRAMA QUE SOLAMENTE SE USAN COMO APOYO VISUAL A LA TEMÁTICA COMENTADA, EN NINGÚN CASO CON ÁNIMO DE LUCRO.